Jerónimo Romero-Nieva Lozano |
Algunos
creíamos que en nuestra política municipal ya lo habíamos visto todo, pero el
Pleno del 24 de abril de 2018 nos ha demostrado que no era así. En dicho Pleno
vimos, una vez más, comportamientos y actitudes que podrían haber sido más
habituales en tiempos de más apariencia que de realidad democrática, pensábamos
que las políticas de abuso de autoridad, de usurpación política, de despotismo
sin ilustrar, de zafiedad, o falta de finura que es lo mismo, se habían
terminado para siempre. Por las evidencias puede que estemos equivocados. En el mencionado Pleno, como viene siendo
habitual durante la presente legislatura, se volvieron a repetir si no las
mismas conductas antes referidas, al menos parecidas.
¿Por qué
cuando algún miembro de la oposición pregunta o interpela al Equipo de
Gobierno, o al Alcalde, estos responden de manera incoherente, con un discurso
distractivo casi de irse por los cerros
de Úbeda y, además, llevando aparejadas en sus respuestas manifiestas faltas
de respeto, poca y mala educación que no hacen sino reflejar un importante
déficit democrático? Es notorio que su deficiente impregnación democrática,
política y cultural intentan encubrirla con estas actitudes. Las personas que ejercen la política estando
bien dotadas académica y culturalmente no necesitan recurrir a descalificar a
sus adversarios; simplemente sus actitudes y decisiones, en todo caso, se
llevan a cabo a través de la educación y la cortesía parlamentaria.
En cuanto al
reiterado comportamiento del Alcalde Nieva en lo referente al incumplimiento de
su deber de llevar anualmente las cuentas a la aprobación del pleno, cabe
añadir que este empeño, que no se puede sostener en el volumen de carga de
trabajo administrativo en el Consistorio cuando se llevan ya casi tres años de
retraso, y de incumplimiento de la legislación reconocido por el propio
alcalde, hay que manifestar que tal
actitud es una usurpación del derecho de la oposición a controlar y fiscalizar
las cuentas públicas. La ciudadanía tiene el derecho a estar informada sobre
cómo y de qué manera se emplean los dineros públicos que están en las arcas
municipales y que han llegado hasta ahí desde el bolsillo de todos, tanto de
los que proceden directamente de los impuestos locales cuanto los que proceden
de otras Administraciones.
En
definitiva, observamos que el Alcalde de Manzanares parece que, después de
tantos años, aún no ha comprendido que en democracia los depositarios del poder
ejecutivo no son los amos del pueblo. En democracia los depositarios del poder
ejecutivo han de ser y estar al servicio de la ciudadanía y no a la inversa. La
supervivencia partidista e interesada de los políticos que así se comportan no
merecen sino rechazo por el descrédito que infringen a la democracia
devaluándola y acortijándola.
Recordando
a Jean Jacques Rousseau en el “El
contrato social” diríamos que: para
dar diferentes nombres a cosas diferentes, yo llamaría tirano al usurpador de
la autoridad real, y déspota al usurpador del poder soberano. El tirano es el
que se mete contra las leyes a gobernar según ellas; y el déspota es el que se
hace superior a las mismas leyes. Así el tirano puede dejar de ser déspota;
pero el déspota es siempre tirano.
Jerónimo Romero-Nieva Lozano
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