Jerónimo Calero Calero. |
Hubiera preferido callar, por
aquello de que no ofende quien quiere, sino quien puede. Pero , utilizando el
símil taurino con el que este hombre se refiere a la exposición de mi pregón, voy a entrar al trapo: Existe una
página en Manzanares, llamada Azuer Digital, dirigida por alguien que no merece
ni el honor de poner las iniciales de su nombre y apellidos en esta
réplica, en la que colaboré en un par de
ocasiones ( entre otras cosas, porque
la página en la que publicaba con cierta frecuencia, llamada Manzanares Digital
dirigida por Juanlo Díaz-Portales, dejó de editarse) y a la que renuncié debido al talante de su
director - al mal talante diría yo, fruto del
odio visceral que parece envolverlo como un celofán-, que no deja de
meterse donde no lo llaman con el único
afán de agredir. Este tal, listo él,
soberbio él, enmarcado tras lo que cree su aureola de salvador de patrias, es una de esas personas en las que sólo cabe
el conmigo; el contra mí, lo entiende mal.
Aun así -y después de haber entendido su juego-, yo jamás actué contra
él, sino contra sus postulados y sus guerras particulares, por lo que le sugerí
que cuando las terminara podría volver a contar conmigo si lo consideraba
oportuno. Tras un insultante artículo
encabezado con la fotografía de un inocente corderillo en el que anunciaba “mi dimisión”
- errónea definición de un cese de envío de colaboraciones en las que no
había contrato de por medio, ni siquiera verbal (Lo he visto una vez en mi vida
y no sé si lo reconocería)-, cambiaron las tornas, dejando de ensalzar mis
artículos hasta el empalago para dedicarse a enviarme correos insultantes que por si surgiera la
ocasión en algún momento, tengo en manos de un abogado.
A mí no me molesta que este
hombre piense que yo me enredé en mi pregón. Seguro que me enredé, porque
hablar sobre este tema es harto difícil y porque no tengo su carisma e
inteligencia, que si lo tuviera otro gallo habría cantado. Pero tal y como
desarrolla su viperino comentario sobre
mi actuación, me consta que no estuvo en el mismo. Es probable que lo
haya oído en alguno de los vídeos publicados y está en su perfecto derecho a
discrepar de mi modo de hacer, pero sin duda no ha escuchado el pregón que yo
dije. A lo que ya no tiene derecho es a
ser ofensivo, a meterse con todo bicho viviente
y a desacreditar a quienes no comulgan con su estilo. Lo ha hecho con
todas las personas más o menos públicas de Manzanares, Y lejos de moderar su
actuación, sigue erre que erre.
Jerónimo Calero Calero. |
Las apreciaciones que hace sobre
por qué he sido nombrado pregonero, o por qué yo he aceptado este honor, y toda la patraña que urde alrededor del
hecho en cuestión, hablan de una mente elucubradora, enferma y, lo más triste
del asunto, solitaria.
Para terminar, voy a citar unos
versos y refranes que vienen al caso: “ Nunca perseguí la gloria/de dejar en la
memoria de los hombres mi canción”. de
don Antonio Machado. O “,… al cabo nada os debo/ debéisme lo que he escrito” del mismo don Antonio, o
alguno de esos refranes típicos que suelen ser la primera fuente de sabiduría
popular “Piensa el ladrón que todos son de su condición”.
Esto es todo. Y no es poco.
Jerónimo Calero Calero
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