Dr. Julián Gómez-Cambronero - Facultad de Medicina de Ciudad Real |
Con motivo del comienzo del nuevo
año Académico, el pasado 13 de Septiembre el manzanareño Julián
Gómez-Cambronero, Científico e investigador sobre la inflamación y el cáncer
como Profesor Visitante en Harvard Medical School, Boston y Catedrático de
Bioquímica y Biología Molecular en Wright State University School of Medicine, Dayton,
Ohio (EE.UU.), impartió una charla científica a los alumnos de la Facultad de
Medicina de Ciudad Real, invitado por su Decano, el Dr. Juan Emilio Felíu. La
Facultad de Medicina, creada en 2010, acaba de graduar a la primera promoción
de médicos el pasado mes de Junio. La charla del Dr. Gómez-Cambronero versó,
entre otros temas, sobre los avances logrados en la inmunoterapia contra el
cáncer, de la que ofrecemos un resumen facilitado por el científico manzanareño.
El avance en “inmunoterapia
antitumoral” fueron el principal descubrimiento científico de 2013, según
resaltaba la revista de investigación especializada Science. Y tres años
después todavía sigue en el centro de las investigaciones. Sin embargo los
avances para llevar los descubrimientos científicos al hospital, al paciente,
hoy por hoy están limitados por las tecnologías actuales y su altísimo costo. A
pesar de esto, el campo de la inmunoterapia continúa en auge, y podría ser
práctico que algún día pueda ser utilizado en combinación con la radiación y la
quimioterapia.
La conexión entre el Sistema
Inmune y el Cáncer, se halla al centro de la “Inmunoterapia anti-tumoral”. En
una persona libre de enfermedad, existen mecanismos normales que regulan las
células del organismo para asegurar que cada una de ellas realiza sólo la
función que tiene asignada y sólo crece en el tejido u órgano hasta un límite
pre-establecido. Pero las células cancerosas pueden activar estos mecanismos
normales más allá de su función original. Son capaces de, por un lado,
continuar viviendo y creciendo en el interior del cuerpo sin límites.
Por otro lado, son capaces de
evitar la vigilancia y destrucción del Sistema Inmune. El Sistema Inmune
(nuestras “defensas”) nos protege y ataca y destruye los patógenos (virus o
bacterias), o nos defiende contra daños mecánicos o químicos. En principio, el
Sistema Inmune también destruiría las células que crecen anormalmente, excepto
que las células cancerosas “saben” cómo evitar esta detección (se dice que
logran "evasión inmune") y continúan proliferando y haciendo daño.
Dos linfocitos-T (en rojo) atacando a una célula cancerosa.
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Frente a esto, la Inmunoterapia
es un tratamiento científico y médico cuyo objetivo es el de estimular el
propio Sistema Inmune del paciente para contrarrestar las estrategias que
utilizan las células cancerosas para persistir y crecer dentro el cuerpo. Entre
varias opciones para estimular nuestras propias defensas, existen: la
administración de sustancias mediadoras de la respuesta inmune (interleukina-2
o el interferón), la inmunoterapia basada en anticuerpos como el Rituximab para
linfomas y el Herceptin (Trastuzumab). Este último está dirigido a una vía
específica del cáncer de mama “HER2 positivo” y actúa liberando “el freno” que
estas células han puesto en el Sistema Inmune haciéndolo fallar.
También existen las inmunoterapias antitumorales basadas en
células, la que ha recibido más atención es la que utiliza linfocitos T
(ciertas células de la sangre). Estas células se toman del paciente y en el
laboratorio los científicos modifican de forma manual ciertos mecanismos
moleculares y genéticos para guiarlas a ciertos marcadores tumorales. Tras este
procedimiento en el laboratorio, las células vuelven a ser inyectadas al mismo paciente
para tratar de que ataquen al tumor de manera específica.
El poder de nuestro propio Sistema Inmune: Góbulos blancos que pueden ser “entrenados” para buscar y eliminar células cancerígenas.
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La mayoría son ensayos clínicos,
no disponibles hoy por hoy en hospitales. La razón del lento avance en todo
esto es que el sistema inmune es tremendamente complicado y está muy regulado en
el organismo: tocarlo produce un desequilibrio difícil de predecir, pudiendo de
no ser suficientemente efectivo a que haya una respuesta interna muy fuerte y
difícil de controlar. La esperanza, no obstante, es de que algún día nuestras
propias defensas se puedan utilizar de manera eficaz y específica contra las
células cancerosas que han tratado de evadirlas.
Dr. Julián Gómez-Cambronero