Se trata de una técnica de cirugía mínimamente invasiva que permite ver y trabajar directamente en el interior de la articulación con unas pequeñas incisiones en la piel
La artroscopia de cadera
conlleva una menor estancia hospitalaria y supone, también, una más rápida
recuperación para el paciente, en comparación con la cirugía abierta.
Los servicios de Traumatología de las
Gerencias de Atención Integrada de Tomelloso y Manzanares, dependientes del
Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM), llevan un año colaborando en
red para la realización de artroscopias de cadera en pacientes jóvenes.
En este tiempo, han realizado ocho
intervenciones y la previsión es que esta cifra aumente un 20 por ciento en el
próximo año.
La artroscopia de cadera es una técnica de
cirugía mínimamente invasiva que permite ver y trabajar directamente en el
interior de la articulación con unas pequeñas incisiones en la piel, de menos
de un centímetro cada una. La intervención se realiza con anestesia general y
suele durar menos de dos horas, aunque esto depende del tipo de lesión y del
tratamiento aplicado.
La principal ventaja de la artroscopia de cadera es que, generalmente, conlleva una menor estancia hospitalaria y supone, también, una más rápida recuperación para el paciente en comparación con la cirugía abierta.
En definitiva, se trata de una cirugía con
una alta curva de aprendizaje y que, en este caso, implica la colaboración en
red entre profesionales de las Gerencias de Tomelloso y Manzanares para poder
satisfacer una demanda cada vez mayor de pacientes.
Y es que la patología de cadera puede
provocar un proceso degenerativo de la articulación coxofemoral (la que conecta
la cintura pélvica con la extremidad inferior).
Según ha explicado el doctor Ramón Calatrava,
jefe del Servicio de Traumatología de la Gerencia de Tomelloso, “en muchas
ocasiones estos pacientes pertenecen al ámbito deportivo o laboral, lo que hace
difícil su identificación y posterior indicación hacia un proceso quirúrgico
mínimamente invasivo, como la artroscopia de cadera”.
Esto añade, según ha detallado el doctor Calatrava, “un factor de dificultad al no disponer de suficientes pacientes para adquirir el aprendizaje necesario para desarrollar esta difícil técnica, lo que obliga a un trabajo en red de profesionales para juntar casos clínicos y poder ofrecer la máxima calidad asistencial”.
Pacientes jóvenes
La artroscopia de cadera es una intervención
quirúrgica orientada, fundamentalmente, a pacientes jóvenes con lesiones
precursoras de una patología degenerativa futura. Se trata de lesiones como
roturas de labrum (fibrocartílago que protege la articulación de la cadera) y
deformidades del cuello femoral, sobrecobertura del acetábulo (cavidad en la
que entra la cabeza del fémur) o una combinación de ambas que produce una
desinserción del labrum, perdiendo así la capacidad de sellado de la
articulación y provocando su deterioro progresivo.
Con esta técnica y mediante la introducción de una cámara de vídeo, los cirujanos consiguen acceder a la articulación coxofemoral, reinsertar el labrum y modelar la forma del cuello femoral mediante pequeñas incisiones con instrumental muy específico y provocando un mínimo daño a estructuras fundamentales de la cadera, algo que sería más invasivo en caso de realizar una cirugía abierta.
“Con la artroscopia conseguimos aplicar nuestra experiencia a la patología traumática infantil, como pudimos comprobar al realizar este tipo de intervención en una paciente joven de diez años que sufrió una fractura y luxación
de la cadera izquierda, practicando deporte, y que tras la reducción de la cadera en quirófano se observó un fragmento osteocondral en el interior del acetábulo que impedía una correcta congruencia articular”, ha asegurado el jefe de Traumatología de la Gerencia de Tomelloso.
En este caso, tras la artroscopia la cadera
quedó perfectamente centrada y se evitó haber sometido a la paciente a una
cirugía abierta que hubiera llevado implícito un nuevo daño a la
vascularización de la cabeza femoral.