La actriz recibió, muy emocionada, el Premio Escena 2024 del FITC ‘Lazarillo’ en reconocimiento a toda una vida dedicada a la cultura
50º FITC
‘Lazarillo’
El Festival Internacional de
Teatro Contemporáneo ‘Lazarillo’ entregó en la mañana de ayer miércoles el
Premio Escena 2024 a la actriz Gemma Cuervo. A sus 90 años, la gran dama del
teatro recogía este reconocimiento a su carrera, visiblemente emocionada, y
aseguraba sentirse muy feliz por este galardón “que me ha llenado de más vida”.
El escenario del Gran Teatro se rindió ante la intérprete, dedicándole el mayor
de los aplausos.
Feliz, emocionada y sorprendida. Así entraba Gemma Cuervo al Gran Teatro de Manzanares, del brazo de su hija, Natalia Guillén, y de la directora del Festival Internacional de Teatro Contemporáneo ‘Lazarillo’, Rebeca Cuenca. La actriz era recibida a las puertas del templo de la cultura manzanareña entre aplausos, flashes y muestras de cariño. Y es que Cuervo no sólo se ha ganado el respeto y el reconocimiento de la profesión, sino también el afecto y la admiración del público, que, tras cerca de setenta años de trayectoria, es, al fin y al cabo, el mejor de los premios.
Distinciones no le faltan a esta intérprete: un Ondas, dos Premios Nacionales de Teatro, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Premio Max de Honor… y muchos otros, a los que ahora se suma el Premio Escena 2024 de Lazarillo. Un reconocimiento a toda una vida dedicada a la cultura, que según reconoció minutos antes de comenzar el acto, en la atención a los medios de comunicación, “me ha llenado de más vida”.
La ceremonia arrancaba con una pieza teatral que evocaba los momentos previos a la última actuación de Gemma Cuervo sobre las tablas: ‘La Celestina’. Interpretada por Ana Sánchez-Migallón, la actriz repasaba algunos momentos de su extensa carrera, siempre de la mano de su gran amor, Fernando Guillén; recordando también a sus hijos, Natalia, Cayetana y Fernando, y a algunas de sus compañeras de viaje, como las inolvidables Marisa (Mariví Bilbao) y Concha (Emma Penella).
El sketch daba paso a una también emocionada directora del FITC, Rebeca Cuenca, que destacó de la homenajeada “su capacidad para ver la belleza y la bondad en cualquier parte” y se dirigió a ella para agradecer todo lo que ha aportado a la cultura y a quienes la han seguido al otro lado del escenario o de la pantalla. “Gracias por inspirar (…) por defender la dignidad e importancia de la profesión y por haber acercado a tantos hogares el arte”, subrayó Cuenca.
Así, y nuevamente entre aplausos y con el público en pie, Gemma Cuervo recibía, entre lágrimas de pura alegría, el Premio Escena 2024 de Lazarillo; escribiendo una nueva página en la historia de la cultura de Manzanares y dejando una huella que, seguro, será imborrable, en el corazón de todos los presentes. “El teatro es conexión de almas”, afirmó, y despidió su discurso con un emocionado mensaje: “no dejéis de quererme”.