CARTAS
Jerónimo Calero Calero |
Acabo de leer las cartas con las
que los cuatro cabezas de lista más significativos nos piden su voto: la
emotiva de Esperanza que tuvo que emigrar a Londres y sueña con su regreso a
España y extraña a su familia y echa la culpa de su situación a quienes han
hecho una política de recortes y se confiesa votante de Unidos Podemos. La
pragmática de Ciudadanos con reivindicaciones tan manidas como prometedoras. La
recurrente del PSOE, reivindicando consignas que parecían haber quedado atrás y
se afianza en lo que ha estado machacando durante estos meses para que “todos y
todas” –qué manía con esto de diferenciar los géneros cuando todos sabemos que
los denominativos genéricos no excluyen a ninguno de los géneros sean estos
masculinos o femeninos- entiendan que la solución de los problemas pasa por su
personal manera de hacer política. Y la peculiar del gobierno en funciones que
aboga por seguir trabajando en la misma línea en la que lo han hecho hasta
ahora, garantizando la luz al final del túnel y comprendiendo que los votantes
ya están cansados de tanta palabrería y de tanto político.
“por qué durante este medio año na ha habido nadie capaz de
dar su brazo a torcer”
Y uno que es crédulo y ve que
todos los planteamientos van encaminados hacia el bien común, no termina de
entender por qué durante este medio año na ha habido nadie capaz de dar su
brazo a torcer. Es más, piensa que tal y como han presentado sus campañas,
nuestros políticos siguen a la greña y nada en sus mensajes, hace ver que se
estén buscando vías de entendimiento. Analizadas una por una, todas las cartas
son excluyentes, por lo que si volvieran a repetirse las posturas de los
votantes, nos volveríamos a encontrar en el mismo callejón sin salida del que
ahora partimos.
“nuestros políticos siguen a la greña y nada en sus
mensajes, hace ver que se estén buscando vías de entendimiento”
Personalmente, creo que el pueblo
ya se manifestó. Y que los que no han sabido dar la talla han sido nuestros políticos,
por lo que no sé, qué es lo que se pretende con esta nueva cita a las urnas:
quizá que en un exceso de prudencia cambiemos nuestra forma de encarar la
situación y volvamos al
bipartidismo para evitar complicaciones de mayor
índole. Es cierto que en los años que España lleva de democracia nunca se había
dado una situación semejante a la actual. Pero aquí estamos. Y son los nuevos
retos los que modifican, para bien o para mal (eso lo dirá el tiempo) los que
hacen que la decadencia que se produce en todo aquello que dura más de lo
debido, tome nuevos impulsos. Lo malo, si viniera como consecuencia de una
fusión atípica, se podría modificar cuando hayan transcurrido otros cuatro
años. Como está sucediendo siempre. ¿Dónde nace entonces el problema que los
políticos vuelven a echar sobre nuestros hombros? ¿Dónde está esa soberanía
popular que emana de la democracia?
Definitivamente, y echando mano
de uno de esos refranes populares que son la fuente de toda sabiduría: “Decir
no es hacer”.
Que ustedes lo voten bien.
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