“La barrica al vino,
le aporta aromas y lo estabiliza. Le da más carácter y complejidad”, Antonio
Pérez Carrascosa, enólogo de Bodegas Yuntero.
Bodegas Yuntero - Manzanares (C. Real) |
Las ánforas de arcilla fueron las
precursoras de las barricas de madera para transportar y almacenar vino. Las
empleaban los fenicios, los griegos, los romanos… Mientras que los celtas, 350
años a. C., descubrieron que no había mejor recipiente que un tonel de madera
para guardar su más preciado caldo: la cerveza. Los romanos tomaron buena nota
de ello e introdujeron en sus vidas las barricas. Eso sí, para llenarlas de vino.
El barril o tonel de madera se
convirtió en contenedor por excelencia, no ya sólo para transportar vino, sino
para todo tipo de mercancías (aceite, monedas, harina…). Algo más de dos siglos
después, la barrica se reserva casi exclusivamente para la crianza de vinos y
otros espirituosos. “Al vino, le aporta aromas y lo estabiliza. Le da más
carácter y complejidad”, señala Antonio Pérez Carrascosa, enólogo de Bodegas
Yuntero.
El espacio donde se ubican los
toneles debe estar debidamente acondicionado para conseguir una perfecta
crianza del vino en barrica, ya que la humedad y la temperatura son dos de los
elementos que más inciden en la merma o pérdida del vino en crianza. “A menos
humedad en la sala, se evapora el agua del vino y aumenta su concentración, pero
la madera se seca más y hay un mayor riesgo de merma del vino. La pérdida es
menor cuando la humedad es alta, pero incrementa el riesgo de crecimiento de
hongos –explica Pérez Carrascosa–. Lo ideal es que la temperatura de la sala
esté entre los 12° y 15 °C, y entre un 65% y un 80% de humedad”.
Para controlar todos estos
factores Bodegas Yuntero dispone de una nave climatizada que actualmente
contiene hasta dos mil barricas. Para el mantenimiento de los barriles se
realiza periódicamente un raspado –también llamado ‘azuelado’ en argot
vinícola– de la madera que está en contacto con el vino, de entre dos y tres
milímetros de grosor, y se limpian con agua caliente a presión, dejando las
barricas listas para la siguiente crianza. “La vida útil de una barrica de
roble francés está entre tres y cinco años, de cinco a siete si se trata de
roble americano”, especifica el enólogo Antonio Pérez.
Bodegas Yuntero trabaja con dos
tamaños de barricas: de 225 y de 300 litros (280 y 390 botellas). Están
fabricadas bien con roble francés, bien con americano, o utilizando ambas
maderas. “Las mixtas tienen las duelas (paredes del tonel) de roble americano y
los fondos de roble francés. Se traduce en un vino con toques modernos propios
del roble americano y a la vez con un carácter elegante y especiado por el
roble francés”, añade Pérez Carrascosa.
Para obtener distintos tipos de
aromas, color y texturas Bodegas Yuntero emplea uno u otro tipo de barricas
para la crianza de sus vinos. Por ejemplo, los tintos Yuntero Reserva y Epílogo
Roble están elaborados en barricas de roble mixto, lo que les aporta ciertas
notas a vainilla, a torrefactos y a ahumados. Y para el vino Yuntero Crianza
–medalla de oro este año en el concurso internacional Berliner Wein Trophy
(Alemania)– la bodega emplea barricas de madera americana, resultando un vino
complejo en nariz, al mezclarse los aromas del coupage de uvas Tempranillo y
Petit Verdot con los aromas provocados por la crianza en roble nuevo.
Todos estos tintos madurados en
barricas, así como una amplia selección de blancos, rosados, espumosos y vinos
elaborados con uvas procedentes de viñedos ecológicos están disponibles en la
tienda online de Bodegas Yuntero.
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