Asaari Bibang y Lamine Thior analizan en la Escuela de Ciudadanía las diferentes caras del racismo
Asaari Bibang y Lamine Thior,
voces del pódcast ‘No hay negros en el Tíbet’, protagonizaron la última cita de
la Escuela de Ciudadanía. Un interesante coloquio con el presidente de la
asociación, Juanjo Díaz-Portales, en el que analizaron el racismo social e
institucional, la criminalización de las personas negras, la hipersexualización
de sus cuerpos y su representación en los medios de comunicación y la ficción.
Con la ausencia de su compañero
Frank T, que por motivos de salud no pudo asistir a la cita, Assari Bibang y
Lamine Thior se subían el pasado viernes al escenario de la Casa de Cultura
para hablar de racismo en la Escuela de Ciudadanía. Son las voces del
pódcast No hay negros en el Tíbet, un formato que abre camino
hacia la deconstrucción a través del testimonio de personas negras y su visión
de la realidad social “desde la negritud”.
El objetivo de este proyecto: crear conciencia y desmontar aquellos prejuicios que, en palabras de los protagonistas, “no son patrimonio único de las personas blancas”, ya que las personas negras también han asimilado estas ideas a través de la propia cultura. Así, Asaari Bibang afirmaba que “como personas negras acabamos interiorizando las ideas y los clichés que nos han metido en la cabeza desde que somos niños y escuchamos frases como: «me ponen negra» «lo veo todo negro» y «todo lo negro es malo» (…) ‘No hay negros en el Tíbet’ no es un espacio para el reproche, sino para el aprendizaje mutuo”.
Por su parte, Lamine Thior
destacaba la importancia de este programa en un momento en el que nos cuesta
corregirnos: “el gran punto, sobre todo en esta época, es que no sé si la gente
dejó de rectificar y por eso la gente dejó de perdonar o la gente dejó de
perdonar y por eso la gente dejó de rectificar”.
A lo largo de una nutrida charla
con el periodista y presidente de la Escuela de Ciudadanía, Juanjo
Díaz-Portales, se plantearon diferentes cuestiones como el racismo imperante en
nuestra sociedad y por qué hablar de personas racistas no requiere
necesariamente referirnos a malas personas. “España es un país racista y estoy
segura que muchas personas en el público están pensando «yo no»”, afirmó
Bibang. “Y les doy la respuesta: es porque son buenas personas, pero es que
para ser racista no es necesario ser mala persona. Para ser racista hay que
tener interiorizadas ideas que nos meten continuamente a través de los medios,
de nuestras propias relaciones personales... de los organismos públicos”.
El papel de los medios de
comunicación
Lamine Thior establecía una distinción entre “el racismo que proviene del odio y el que tiene que ver con la ignorancia”. Para el cómico, el que vemos a través de los medios de comunicación “es el más radical y violento, por lo que, todo lo que no sea eso, no lo consideramos racismo”. Es por ello que, apuntaba, la autocrítica es fundamental para asumir que, como personas, “no somos excelentes”
En este sentido, añadía Asaari
Bibang, los medios de comunicación juegan un papel fundamental a la hora de
representar determinadas realidades: “Cuando hablan de una enorme familia
gitana la llaman clan, cuando es un enorme grupo de ingleses lo llaman turismo,
cuando es un grupo de personas negras la llaman ola o tsumani, cuando es un
grupo de latinos dicen banda, si son magrebíes le dicen célula”, ejemplificaba
la cómica. De esta manera, concluía, “se ha llegado a un punto importante de
deshumanización. Si hemos llegado a un punto en el que para sensibilizarnos y
empatizar con las personas negras necesitamos ver sus cadáveres negros en la
arena, entonces creo que ya no hay nada que hacer con esta sociedad. Porque si
tu punto de partida para la empatía es la muerte, no se si hay esperanza”.
El racismo institucional y la
criminalización de las personas negras
Citando a Azahara Palomeque, que
escribía recientemente sobre la paliza mortal que policías negros dieron a Tyre
Nichols, un joven negro en Memphis (Estados Unidos), el moderador ponía sobre
la mesa el concepto de racismo institucional. En una tribuna en El
País, la mencionada autora afirma que “el problema no es el de una
lucha encarnizada entre personas de distintas tonalidades de piel, sino un
complejo sistema de creencias perfectamente integradas en el andamiaje cultural,
institucional y cognitivo de las sociedades”.
Un racismo, en definitiva, estructural que, tal y como señalaban los protagonistas del coloquio, lleva, según Asaari Bibang, “a la criminalización de los cuerpos de las personas negras”.
Con todo ello, desde 2014 no
paran de subir los datos de delitos de odio por racismo o xenofobia. Para
Asaari Bibang, estas cifras responden al contexto de crisis que vivimos en la
actualidad ya que, “cuando la situación es complicada, lo que nos han dicho que
tenemos que hacer es señalar al prójimo y volcar sobre él nuestra ira”.
Uno de los espacios en los que el
odio se hace más latente es el mundo del deporte y, especialmente, en el
fútbol. Entre los casos más recientes se encuentra el de Vinicius, el jugador
brasileño del Real Madrid, que constantemente se ve sometido a insultos
racistas de toda índole. Para Lamine Thior, las ofensas que sufre este
futbolista no tienen otra motivación más que el racismo. La cuestión, apunta el
ponente, es que en este tipo de situaciones “nadie toma medidas ni asume su
parte de responsabilidad”, porque entendemos que el problema lo tienen siempre
los demás, “el concepto de sociedad genera una sensación de ‘otredad’, de que
son ellos”.
La representación de las
personas negras
Otro de los puntos de esta nueva
sesión de la Escuela de Ciudadanía estuvo dedicado a la representación
distorsionada de las personas negras en los medios de comunicación y en la
ficción. “El simple hecho de que tenga ciertos conocimientos de estética o
maneje el idioma hace que la gente se sorprenda”, afirma Asaari Bibang, “porque
están acostumbrados a vernos subiendo y bajando de pateras”. A esto se suma la
constante hipersexualización de las personas negras: “Hay una ley social que
dice que está feo hablar del cuerpo de los demás, pero de las personas negras
se habla de su nariz del tamaño de sus labios, de sus penes, de sus culos…”.
Una cuestión que se agrava en el caso de los cuerpos de las mujeres negras: “Siempre lo hemos visto en la televisión o comprado o vendido, o como esclavas o como prostitutas”. Es por ello que Bibang aboga por un feminismo interseccional, “que tenga en cuenta a las mujeres negras”.
Racismo y salud mental
Por último, esta clase magistral
sirvió también para hablar de salud mental. Asaari Bibang, en su libro ‘Y a
pesar de todo, aquí estoy’, dedica un capítulo a la depresión que sufrió hace
unos años a causa del racismo. En relación a este tema, Lamine Thior afirmó que
“las personas negras no tienen derecho a la salud mental, por la negación de su
individualidad. Todo lo que hacemos corresponde a un grupo y así es como se nos
percibe”.
Tras esta intensa e instructiva
charla, llegó el turno de preguntas del público, en el que Bibang y Thior
hablaron de microrracismos, como una forma “no pequeña, sino invisible” de
racismo que cuesta mucho identificar y erradicar.
Se cerraba así la última sesión
de la Escuela de Ciudadanía, que contó con una gran asistencia en el patio de
butacas de la Casa de Cultura. La Escuela de Ciudadanía, que cuenta con el apoyo
del Ayuntamiento de Manzanares, Diputación de Ciudad Real, Fundación Unicaja y
Cadena Ser, tendrá su próxima cita el 24 de marzo con Ana Bernal Triviño y
Javier Gallego ‘Crudo’.
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