La red dispone desde hace poco tiempo de un nuevo blog titulado
“Las Voces del Silencio” donde podemos leer los artículos, reflexiones y poesía
del poeta manzanareño Jerónimo Calero, el cual se monta al carro de las nuevas tecnologías
para hacernos llegar sus pensamientos a través de sus escritos.
En el prólogo de este nuevo blog, Jerónimo hace una
reflexión sobre el título elegido que nos hace ver la calidad que va a contener
el mismo y que merece la pena leerlo:
A manera de prólogo
Resulta que el título de mi blog no es original. Después de poner
en Google la llamada, compruebo que hay
muchas páginas con el mismo título, pero no desisto de utilizar esta
denominación por las razones que ahora expongo:
La palabra, no cabe duda, es un don, pero también lo es el
silencio. Porque es en el silencio donde llega la palabra meditada, esa que no
dirías en un arrebato si hubieras tenido tiempo de pensarla.
El silencio no es un síntoma de falta de criterio, sin
embargo no todo el mundo tiene la posibilidad o el atrevimiento de decir lo que
le hiere, lo que le alegra, lo que lo entristece, lo que sea, en fin, desde esa
locuacidad silenciosa que todos poseemos, aun ignorándolo.
Hay voces que se elevan, como si el hablar más alto diera la
razón a quien lo hace; hay voces tímidas que denotan inseguridad, humildad,
puede que sumisión; hay voces silenciosas, que pueden decirlo todo con una
mirada, un apretón de manos, una sonrisa, una caricia, un simple gesto
espontáneo. Es el idioma más universal que existe y en el que todos nos
entendemos sin importar lugar de nacimiento, color de piel, posición social o
diferencias culturales.
No se trata de hablar por los demás, puede que sí de los
demás si la ocasión o la circunstancia lo requiere. Eso puede ser un pecado, o
una virtud, según desde dónde y quién lo mire. Porque juzgar a nuestros
semejantes por su apariencia, por actos puntuales, por cargos públicos (aunque
eso vaya implícito en el sueldo) es algo que debería hacerse des el recato,
desde el respeto, desde la exigencia si viene al caso. Uno puede ser crítico,
siempre que esa crítica lleve a algún punto de análisis o de encuentro.
Hay muchas más razones para seguir manteniendo este título,
pero lo más importante es que me gusta, que suena a profundidad, a esa
profundidad donde el silencio es obligatorio porque si abres la boca corres el
peligro de ahogarte en tus propias aguas (léase palabras).
Es por lo tanto, este, un blog que empiezo con ilusión, que
abarcará pensamientos, poemas, reflexiones, lo que se me vaya ocurriendo en ese
día a día que, a ciertas edades puede interpretarse como regalo de la vida.
Por hoy, y como preámbulo, es suficiente. Es la primera vez
que escribo en esta especie de diario, nunca tuve un diario, o si lo tuve, lo
dejé escrito en las páginas de mi vida. No sé si tendré lectores, o seguidores,
o como quiera que se llamen quienes siguen un blog. Es por tanto un intento,
pero por encima de todo una necesidad. la necesidad de seguir siendo yo. Y para
serlo necesito expresarme. Y una vez expresado ¿cómo guardarlo en un cajón? Tal
vez a eso se le podría llamar vanidad. En mi caso me gustaría pensar que es una
manera de compartir aquello que nos hace individuos libres, pese a nuestros
errores.
Confío en que esto sea un error admisible.
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