lunes, 18 de julio de 2016

La resiliencia, el Wifi y el colágeno vegetal. Artículo del Científico manzanareño Julián Gómez-Cambronero



Científico e investigador sobre la inflamación y el cáncer como Profesor Visitante en Harvard Medical School, Boston y Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en Wright State University School of Medicine, Dayton, Ohio (EE.UU.). 


La Resiliencia. Leemos en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE): “Resiliencia. Del inglés, resilence, y este derivado del latín resiliens, -entis. Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”. Tener resiliencia es mejor que la capacidad de afrontar una gran adversidad; si Vd. tiene resiliencia es resiliente. Está bien esto, porque ahora que ya conocemos lo que es la resiliencia, sabemos qué hacer ante la adversidad, y antes no. (Estoy hablando en tono sarcástico, por supuesto). Mas palabras que se han introducido en el español aunque existiese ya la equivalente: “Aunque este partido es el underdog en las elecciones, yo apuesto a que al final ganarán”. ("underdog" es el desfavorecido, subestimado, el que no es el favorito, con pocas probabilidades de ganar). 
 
Y es que, claro que, bien mirado, la palabra en inglés tiene más “peso”, digamos que es más “efectiva” y “señorial” que la que ya existe en español. Por ejemplo un “gym”, tiene mejores instalaciones que un gimnasio; jogging, que es el término inglés correcto para el ejercicio de correr para mantenerse en forma, se ha implantado como “running” que al parecer debe ser un ejercicio mucho más sofisticado que correr, o “footing”, que al parecer debe ser un ejercicio mucho más saludable que marcha atlética. El proceso de “impeachment” de un presidente debe ser más eficaz que el de su “destitución”. Tener dinero en cuentas “offshore” debe generar mucho más interés que tenerlo en paraísos fiscales...


Importaciones “para darse pisto”. Otras palabras se han “importado” directamente del inglés, tal cual, sin pretender “españolizarlas” y, a menudo, integradas entre comillas o en bastardilla en un texto normal, a veces por no existir el equivalente en español, como hemos dicho, o a veces para denotar la sabiduría en idiomas del escritor (o, en Román paladino, “para darse pisto”). Aquí va una serie de ellas de varios medios de comunicación y blogs: Broker, performance, remake, black friday, skyline, casting, photocall, start-up, coaching, management, casting, catering, summit, fracking, freak, parking, bluff, kit, chips, best-seller, look, zapping, low cost, coach, trainer, masterChef, mailing, trending topic, hipster.


Más ejemplos, en el contexto de una frase, de palabras se adaptado “tal cual” del inglés: “Después de invertir publicidad en el segmento de población de los solteros y las familias jóvenes, el objetivo de nuestra empresa es vender nuestros productos a los millennials”. (millenials, también llamados generaciones Y, son los nacidos entre 1980 y 2000; sigue a la Generaciones X, nacidos entre finales de los 60 y principios de los 80). Otro ejemplo de palabras traídas “tal cual”: “Según las encuestas, la señorita tal y tal es la WAG con más estilo en opinión del 47% de los encuestados. O… menganita es una de las grandes bellezas del mundo de las WAGs”. (“WAGs” son las ”Wives and girlfriends of athletes”, mujeres y novias de atletas famosos).


Todo son moléculas químicas. Más situaciones cómicas que a veces puede producir la traducción literal, en referencia a la presencia de ciertos compuestos químicos llamados “ftalatos” en la comida rápida (que pueden ser dañinos para la salud): “Estos químicos se utilizan en la fabricación de plásticos para darles flexibilidad”….. Me parece que es una traducción literal del Inglés “these chemicals” que en esa lengua tiene sentido por sobrentenderse “substancias químicas”, ya que la persona que ejerce la Química como profesión es un “Chemist“. Con lo de “estos químicos” no sé si el escritor se referiría a Licenciados en Ciencias Químicas o a Ingenieros Químicos pequeñitos que se agazapan en los envoltorios de la comida para causar daño. 


Por cierto, hablando de “químicos”, existe a veces un malentendido… todo lo que somos y lo que nos rodea son productos químicos, se obtengan en laboratorio, industrialmente o de la tierra, el mar o el aire. Una molécula de agua (H2O) puede sintetizarse en laboratorio u obtenerse de la naturaleza, pero no hay diferencia alguna. Lo de que lo natural siempre es lo mejor es una falacia. Por ejemplo, antes se vendían verduras o productos vegetales que “no tenían colesterol” implicando que eran buenos para la salud (esto ya se prohibió, puesto que el colesterol solo es un producto animal y nunca puede estar en uno vegetal). 


El “colágeno vegetal”. Pero vuelven otra vez a tratar de engañarnos… Ahora lo que se pone de moda es el colágeno vegetal. No existe colágeno vegetal: es un producto orgánico animal. Y esto ya es aparte del tema de las traducciones que nos ha ocupado en este artículo… Sucede tanto en inglés como en español, como me figuro que en cualquier otro idioma. Aquí lo que hay que resaltar es lo “listos” que son algunos con tal de vender… así que, estemos al tanto: no hay tal colágeno vegetal; y las hortalizas y verduras son saludables no porque “no tienen colesterol” (el colesterol es una sustancia producida en el metabolismo animal, no en el vegetal) sino porque los son, sin más.


Mientras nos entendamos, vamos bien…. Aparte de la fonética, la tendencia es también la de escribir palabras extranjeras como nos sonarían en español; así tenemos palabras que no existían hace siquiera 10 años: exitoso, receso, hilarante, debacle, baipás, empoderado, paradigma, procrastinar, bloguero, tuitear, evento, en línea, esprintar, celebridad. 


En 2014 la Real Academia Española (RAE) de la Lengua introdujo en la 23ª edición de su diccionario (DRAE), muchos “americanismos” que en algunos casos eran necesarios pero en una gran mayoría bastaba con los términos que ya existía en español. No le faltaron las críticas a la Academia por ello, en el sentido de que si ya existe una palabra en español para nombrar algo, transplantar la inglesa (americana) es a veces un poco de pedantería; pero si no existe (por ejemplo en los casos de las nuevas tecnologías), bienvenida sea la extranjera, ¡con su pronunciación adecuada al nuevo entorno, por supuesto! Por ejemplo: la conexión “Wifi”, en inglés pronunciada “guáifái”, en español es “güifi” y todos nos entendemos. En estos casos, no vamos mal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario