lunes, 28 de abril de 2014

Al parecer, el Paseo de los Pinos fue utilizado el pasado sábado para esparcir por parte de una familia las cenizas de un familiar fallecido.



El pasado sábado me llegaba un comunicado en el que me indicaban que en el popular Paseo de los Pinos, una familia había esparcido las cenizas de uno de sus seres queridos que había fallecido.

La primera reacción fue de sorpresa y a continuación algo de incredulidad, pero la persona que me lo había comunicado lo había visto con sus propios ojos y me merece total confianza.

No obstante, como somos un poco Santo Tomas, que hasta que no vemos no creemos, en la mañana de hoy me he pasado por el
Paseo de los Pinos aprovechando mi diaria caminata y he ido mirando uno por uno los pinos para ver si encontraba algún resto de ceniza, y efectivamente en al menos seis pinos se puede apreciar montoncitos de ceniza (desde el pino que hace el nº 27 y hasta el 32 comenzando a contar desde los Cinco Puentes), que en ningún caso voy a afirmar que se traten de  un fallecido, pero como se suele decir “tinto y en botella”
Últimamente es práctica habitual que las cenizas de nuestros seres queridos sean depositadas en sitios relevantes y con especial significado, lo que está convirtiendo esta práctica en un problema.

Según tengo entendido no hay normas civiles que regulen dónde y cómo se pueden esparcir las cenizas de un fallecido y mucho menos si se pueden llevar o no a casa, claro que lo mejor tal vez, sería dejarlas en los columbarios que existen al efecto en el cementerio municipal y no esparcirlas en espacios públicos que utilizamos todos y que unos tendremos más reparos que otros con estos asuntos de la muerte.

En cualquier caso descanse en paz en el Paseo de los Pinos.

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